Historia Beagle
En el siglo XI, Guillermo el Conquistador introdujo
el talbot en Gran Bretaña. El talbot era un sabueso predominantemente blanco,
lento, con la garganta profunda, descendiente del San Huberto que había sido
desarrollado en el siglo VIII. En algún momento los talbots ingleses fueron
cruzados con galgos para darles un punto suplementario de velocidad. Extinguido
ya hace tiempo, el talbot probablemente dio origen al southern hound que, por
su parte, se cree que es un antepasado del beagle moderno.
A partir de la época medieval, el término beagle
se utilizó como nombre genérico para referirse a los sabuesos más pequeños,
aunque estos perros se diferenciaran bastante de la raza moderna. Unas razas de
perros diminutos tipo beagle ya se conocían en tiempos Eduardo II y Enrique VII,
que tenían jaurías de «beagles de guante» (glove beagles), llamados así
por su pequeño tamaño, y la reina Isabel I tenía unos perros conocidos como
«beagles de bolsillo» (pocket beagles), que solo tenían de 20 a
23 cm de altura hasta la cruz, lo bastante pequeños como para poder
llevarse en un bolsillo o alforja mientras se montaba a caballo durante una
cacería. Los sabuesos más grandes perseguían y levantaban la presa y después
los cazadores soltaban a los perros pequeños para proseguir la persecución por
la maleza. Isabel I se refería a estos perros como sus «beagles cantores» (singing
beagles) y a menudo entretenía a los invitados a su mesa real dejando a sus
«beagle de bolsillo» dar cabriolas entre los platos y tazas. Fuentes del siglo
XIX se refieren a estas razas indistintamente y es posible que ambos nombres se
refieran a la misma pequeña raza. En el libro de 1866 de George Jesse Researches
into the History of the British Dog, el poeta y escritor de principios del
siglo XVII Gervase Markham es citado refiriéndose al beagle como lo bastante
pequeño como para sentarse en la mano de un hombre.